domingo, 11 de noviembre de 2012

El Oculto Espíritu de la Luz [1] - Borrador

Autor: Gishola.

Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado

Capitulo 1: El comienzo


Era una tarde lluviosa pero cálida, la gente sonreía plácidamente mientras tomaban su café dentro de algún establecimiento esperando a que pasara la llovizna. Las personas que iban en la calle se protegían con alguna revista o con sombrillas, todo mundo se veía contento, la vida les sonreía en esos instantes.



-¡Oiga, fíjese por dónde camina, casi lo mato, idiota!- le gritaban a un muchacho que cruzo la avenida sin fijarse, se le notaba nervioso y malhumorado.

Su nombre era Adler di Salvo, un hombre de 25 años, alto, de tez blanca y cabellera castaña y ondulada, ojos negros como el abismo, pero que reflejaban una calidez contrastante con su complexión fuerte y atlética. Siempre asediado por las mujeres, pero nunca aprovechándose de sus sentimientos; de corazón humilde y espíritu noble e inquebrantable, o al menos, eso pensaba la mayoría que lo conocía, hasta él mismo.
Todo mundo decía que era el ejemplo de diferentes virtudes, excelente estudiante, buen deportista, hijo y hermano cariñoso y un buen ejemplo de ciudadano. En pocas palabras: perfecto.

-No puedo creer que otra vez lo haya hecho, le he dicho que no se meta más en problemas, pero no entiende, es demasiado infantil- pensaba -ahora tengo que ir nuevamente a evitar algún problema mayor, ¿pero de que va servir, si de todas formas siempre vuelve a meterse en líos?, pero esta es la última en que lo ayudo- dio un gran suspiro, pues sabia que siempre, no importaba lo que hiciera, lo iba a ayudar en todo.

Mientras tanto seguía buscando la dirección del bar, -al fin lo encontré- exclamo un tanto alegre y fastidiado, porque ya llevaba buscando el lugar por quince minutos, aunque ya que sabía lo que le esperaba dentro.

-Buenas tardes señor di Salvo- dijo el barman en un tono que reflejaba un respeto más fingido que sincero; -Buenas tardes señor Maudet, ¿ahora qué hizo este muchacho, porque me hablo con tanta prisa?- preguntaba mientras terminaban de saludarse.

-Nada menos que se iba sin pagar la cuenta-. Adler se sorprendió, ya que esperaba algo mucho más grave.- ¡Eso es todo mi buen hombre!, no se preocupe, esta vez yo pagare la cuenta, a veces es un poco despistado y olvida pagar, ya nos ha pasado así muchas veces- decía mientras terminaba de revisar a cuanto ascendía su absurda falta

Maudet, el barman se le quedo mirando como cuando sabes que te están mintiendo para proteger a alguien más, volteo hacia el muchacho y después volvió a hablar- mire señor di Salvo, por mi no hay ningún inconveniente si paga usted o el joven, solo que piense que está defendiendo a un delincuente- dijo ásperamente.

Entonces Adler le devolvió la nota y solo se limito a sonreír de una manera, que más que cortesía, reflejaba enojo. El barman comprendió que había cometido una imprudencia al decir lo que pensaba

–Tenga, aquí tiene el dinero- extendió su mano Adler, de una forma que parecía lo quería hacer trizas. -Gracias, que tenga una buena noche (pensé me golpearía)- dijo para sus adentros el dueño del bar.
-Kilyann ven, vamos ya- Para ese instante, nuestro mudo espectador al fin hablo y solo se limito a contestar -Sí, vamos-

Cuando al fin salieron del lugar los dos, ya había anochecido. Ambos no pudieron evitar maravillarse ante el espectáculo de luces y sombras en que se convertía Paris por las noches, pero pronto acabo el encanto.

-¡En qué demonios estabas pensando al irte de ahí sin pagar, y todavía cínicamente te salías por la puerta como si no estuvieras haciendo nada malo!- cuando nuestro joven de ojos negros se enojaba, daba la impresión de que el solo contacto de sus ojos a los tuyos te podían pulverizar -además de eso, comiste y bebiste como naufrago, no tienes idea de cuánto tuve que pagar con MI dinero algo que ni siquiera era para mí-.

Kilyann solo estaba en silencio e iba pensando en miles de cosas, pues había aprendido a que es mejor dejarlo hablar y esperar hasta que él le pidiera alguna explicación.

-No puedo creerlo, eres el alumno más problemático de el Colegio, tienes suerte que no te hayan sacado ya; solo porque tus notas son decentes, no te han echado- Adler se quedo callado y observo a su hermano menor, no pudo evitar pensar que era un buen chico en una transición de rebeldía común a esa edad.

Él era Kilyann di Salvo, hermano de Adler, con tan solo 18 años, cometió un error muy grande que le costó el rechazo de la sociedad y el termino de délinquants (delincuente en francés). La gente comentaba que era muy parecido físicamente a Adler, aunque en vez de tener los ojos negros, eran azules y con un toque de rebeldía, aunque también eran profundos y enigmáticos como los de su hermano mayor.

-¿Por qué haces esto Kilyann?, eres una buena persona que le espera un futuro brillante. Te he dicho que ya no busques más problemas desde lo que paso, pero sigues sin hacerme caso, ¿Qué tienes, que pasa dentro de esa cabeza hueca pero brillante?- rio un poco y espero una respuesta.

-Adler, créeme que estoy intentando cambiar, pero por más que busco no hacer alguna estupidez, no puedo evitar hacer las cosas mal. No me iba sin pagar, lo juro, es más toma- entonces saco su billetera de su pantalón y le pago. –Lo que paso, es que ese tipo me empezó a molestar desde que entre al lugar, me dijo que era un delincuente, no le hice caso y ordene pues pensé total, de todas formas él iba a ganar su dinero. Cuando le pedí la cuenta, me dijo que no quería nada de un delincuente y dijo que me marchara. Entonces salí y poco después le grito al policía que hacia su ronda que me detuviera, que me iba sin pagar- se quedo callado.

Cuando termino su relato, Adler llego a la conclusión de que habían cometido una infamia contra su hermano, llego a la idea de que el no buscaba los problemas, la gente los creaba, no podían evitar señalar con el dedo índice a Kilyann, solo porque había buscado cumplir un sueño. Con métodos poco fiables, pero a fin de cuentas sabía que él había buscado una forma de ayudar a la sociedad, esa que ahora lo rechazaba e incriminaba.

-Te creo hermano, púes se que tu de verdad estas intentando enmendar tu pasado. Yo siempre te voy a ayudar y apoyar, no importa lo que digan los demás- y entonces abrazo a su hermano. –Ven, te invito un café- le dijo sonriendo. –Gracias Ad- también le sonrió y entraron al lugar. Era una cafetería muy tranquila, había varias parejas, unos discutiendo en voz baja y otros besándose.

El recibimiento que tuvieron fue muy poco cordial, hasta la camarera que mostro una coquetería en un principio a ambos jóvenes, se convirtió en pura hiel. -¿Qué va a ordenar?- dijo hostilmente.

-Buenas noches señorita, podría traernos el menú, ya que no puedo adivinar que cosas sirven en este lugar- dijo Adler con toda la amabilidad que podía mostrar. La chica puso cara de fastidio y fue por los menús.

-Lo siento Ad, por mi culpa te están tratando como a mí. Si quieres mejor vámonos y cenamos en casa- en ese instante llego la mesera y le entrego dos enormes carpetas a cada uno. –Ahora sí, ¿qué van a ordenar?- los hermanos pacientemente le contestaron que les diera unos minutos para leer –Esta bien, entonces ya regreso- dijo la antes encantadora mujer. Una vez que terminaron de leer, llamaron a la mesera y pidieron sus alimentos, cuando terminaron y esperaban su cambio, entro una mujer con un atractivo salvaje y electrizante.

Se notaba que no era de Francia, pues sus rasgos y color de piel, correspondían a un afroamericano. Con cabello negro y en forma de trenzas, tenía un cuerpo muy bien formado, con las curvas exquisitamente marcadas en los lugares correctos, con una cara de facciones muy bellas pero felinas, pero lo que más contrastaba de aquel hermoso rostro, eran sus ojos color violeta, tenía una mirada muy profunda, pero que no se sabía exactamente si reflejaban dolor, ira, crueldad, tristeza o quizás algo de bondad

Cuando Adler la vio, no pudo evitar admirar a esa mujer tan bella y elegante, pues su atuendo reflejaba buen gusto. Cuando la misteriosa mujer se dio cuenta que la observaba le sonrío de manera sensual y pronuncio -Goeie nag- y Adler contesto – perdón, ¿qué dijo?-

-Ja, ja, ja, te dije buenas noches en africano- contesto –mi nombre es Zina, encantada-.

Zina, pensó, que nombre tan adecuado para esa mujer.

–Y tú, ¿cómo te llamas?- y entonces contesto -Adler, el placer es mío-

Cuando estrecharon sus manos, ambos sintieron un tremendo choque eléctrico. En ese momento llego la mesera y les entrego su cambio.

-Bueno señorita Zina, me dio gusto conocerla, hasta luego- cuando estaba por salir de ahí, ella le grito
-¡Hey! Quisiera conocerte un poco más, ten- y le entrego un papel con su dirección y teléfono apuntados. –Espero que pronto pueda saber alguna noticia de ti-.

Y entro tan rápidamente como lo había alcanzado.

Kyliann no dijo nada de lo que había visto. Esta vez se limitaron a ir callados por resto del camino a su hogar, ninguno se sentía como para hablar sobre ese asunto en aquellos instantes.

Continuara...

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Este fue el primer capitulo, como es un proyecto largo, la continuación se pondrá mes a mes.
Pero no significa que el blog solo trate de esta historia, sino que también se subirán cuentos cortos, poemas y unas que otras recomendaciones de algunas cosillas que llamen su atención.

Hasta la próxima, nos vemos ^_^.

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